El venezolano Jorge Barroso retoma su pasión por la política en las elecciones municipales de España, del 28 de mayo próximo, y se presenta a alcalde por el Partido Popular en Segart, un pueblo de 177 habitantes próximo a la ciudad de Valencia.
El oriundo de Caracas ya fue miembro de la junta parroquial Leoncio Martínez, concejal de Petare y presidente del concejo municipal de Sucre, en Miranda, pues la política es lo que le entusiasma, según confesó a EFE este letrado.
«La política es mi pasión, es lo que me gusta y aquí tienen a un venezolano español que viene con ganas, que viene a asistir, a colaborar y asimismo a aprender», dijo Barroso, de ascendencia de España y quien radica en el país ibérico desde hace múltiples años.
Desencantado de la política venezolana
Llegó a España «un poco decaído» de la política en Venezuela, que en los últimos 22 años ha sido «muy ruda» y donde es un peligro pensar diferente.
Sin embargo, ha vuelto a «retomar con fuerza» la política en España, que a su juicio se caracteriza por ser «más suave, con más respeto», pues su vocación es cooperar para prosperar la vida de los ciudadanos y ayudar a los españoles y a los sudamericanos.
Lo que aprendió como político en Venezuela lo quiere trasladar ahora a España, el país en el que quiere «echar raíces». Asegura que llega con sus «valores, principios y educación» a dar «el todo por el todo».
Acepta que la política en Venezuela «es más movida, más de música, de recorrido con masas, el puerta por puerta, el tú a tú con el vecino».
Así, echa de menos ese calor con el que te abren sus casas y te invitan a una arepa o un café, o el grito de «¡acá estamos, acá vamos, aquí seguimos!».
«Lo único es que ahora mismo no hay democracia, no hay un respeto en Venezuela; esa es la diferencia» con la política española, resaltó el candidato a regidor.
Agradece el «buen recibimiento» que le ha dado España, y estima que lo esencial en política es «ser sincero con la gente y cumplir» lo que se compromete.
Barroso aseguró que aún le queda «mucho por aprender» de las costumbres españolas y reivindica para los políticos ese lema: «Estamos para servir; el que no vive para servir, no sirve para vivir».