- Los organizadores aceptan a los asistentes en función de un formulario previo
Las experiencias gastronómicas no solo implican la comida que sirve el restaurante, cada vez se trabaja más el escenario donde se producen. Así, en los últimos años hemos visto establecimientos que ofrecen algo más que comida durante el servicio de la cena. Sin embargo, en Estados Unidos se ha llevado este concepto al extremo con una iniciativa que permite a los comensales estar desnudos.
El objetivo es que se empoderen y, de momento, parece que la idea ha gustado al público porque reciben miles de solicitudes. Desde abril de 2022 se celebra lo que se conoce como The Füde Experience, creada por Charlie Ann Max, estadounidense de 29 años. El concepto consiste en organizar eventos, -en este caso cenas, meditaciones o talleres de escritura- en los que todos los invitados están sin ninguna prenda de ropa. La creadora considera que, de esta forma, se celebra «nuestro yo más auténtico».
En un principio, fue pensado para mujeres y personas no binarias en Los Ángeles, pero ante su acogida lo extendió a hombres y ya ha organizado el evento en Nueva York, Berlín y Londres ¿Sus planes de futuro? Llevarlo a Madrid y Barcelona en agosto.
Así, mezclando gastronomía vegana, arte y nudismo se conecta con el interior. La experiencia está pensada para grupos de máximo 36 personas entre 20 y 55 años. La idea le surgió tras haber practicado nudismo y descubrir que de esta forma aprendía a aceptar su cuerpo, liberándose de la presión social por obtener un ‘cuerpo perfecto’. Las primeras veces lo celebró en su loft con grupos de amigos, que cada vez iban creciendo.
El precio es de 88 dólares (79 euros), según Metrópoli. Pero no se acepta a cualquiera, ya que antes se debe rellenar un formulario y en función de las respuestas el solicitante podrá acceder o no. Antes de sentarse a cenar, los comensales hacen una danza, una meditación y un último ejercicio, que puede ser una charla o una clase de dibujo o un taller de escritura.
De momento, hay quienes han repetido hasta tres veces e incluso gente que ha asistido a todas las convocatorias. «Personalmente, me ha costado mucho llegar a aceptarme debido a la toxicidad de la cultura del cuerpo. Estar desnuda me ayudó a sanar la dismorfia corporal«, afirma Ann Max a El País
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