
Por Daniel Lema Rincón
VOX y el PP se lanzan allende las fronteras patrias en una cruzada internacional con diferentes lecturas.
La batalla cultural por las ideas, por la democracia frente a las dictaduras, por el desarrollo frente al atraso, pero sobre todo la batalla por el poder político que está tomando nuevas dimensiones.
Durante décadas, la dinámica política de los partidos a ambos lados del Atlántico, se ha limitado al accionar nacional, dejando la actuación internacional a los estados u organizaciones continentales, que agrupan a partidos ideológicamente parecidos.
Gracias a los lazos históricos y culturales, el accionar político español en América Latina se manifestaba en el apoyo a organizaciones locales afines; sin embargo, este apoyo era distante, y no buscaba nada más allá del contacto con los connacionales que vivían en el exterior, y que ejercían su derecho al voto por correo.
Después de treinta y un años desde la fundación en 1990 del Foro de Sao Paulo por parte del Partido de los Trabajadores de Brasil, encabezado por Luiz Inácio Lula da Silva; luego de la destrucción de Venezuela y el surgimiento del mayor desplazamiento humano que se conozca en ausencia de conflicto armado; después de sesenta años de dictadura cubana (que aún continúa con Díaz Canel); ahora es que la derecha española asume su rol protagónico en América Latina.
Aplaudo la decisión por sensata y necesaria, pero soy cauto por el contexto en el que se desarrolla. Las elecciones generales de 2023, con la posibilidad de que se adelanten a 2022.
Es necesario hacer un frente común contra el avance del atraso, el empobrecimiento, y la limitación de libertades, que representan los movimientos de izquierda contemporáneos en Iberoamérica. Por supuesto, son necesarias la voluntad política y la claridad de ideas. La segunda está, la primera, está por verse.
Tanto Santiago Abascal como Pablo Casado, aprovechan para perfilarse como líderes internacionales, fortaleciendo sus ideas y estrategias en la lucha contra la misma lacra, pero hay diferencias en sus estrategias.
Santiago Abascal, aprovecha la salud que presenta VOX a nivel nacional, cada día más asentado como tercera fuerza política en España, para impulsar un frente común contra las estrategias y acciones de los miembros del Grupo de Puebla, claro y sin contradicciones.
Pablo Casado, por su parte, habla de la lucha contra los populismos y de la mala imagen que le da a España y a la social democracia, la presencia de Zapatero y Pablo Iglesias en el Foro de Sao Paulo y Grupo de Puebla; pero al mismo tiempo, declara que de ganar las elecciones generales podría ofrecer un gran pacto de gobierno al PSOE, o aceptar el apoyo de VOX, no obstante sin ningunas condiciones a cambio; es decir, un cheque en blanco.
Censurar a Zapatero, hacer oposición en el Congreso por la mala gestión contra la pandemia del COVID, señalar la pésima gestión económica, y además criticar la sociedad del gobierno con ex etarras y separatistas catalanes, entre otros, para luego ofrecerle un pacto de gobierno, es cuando menos una falta de coherencia , seriedad y de conexión con la realidad.
Si el PSOE escogió los socios que tiene, es por proximidad ideológica y de intereses. Si ejecutó medidas insuficientes y mediocres para gestionar la pandemia del COVID, fue porque quiso (tuvo ejemplos de cómo hacerlo bien en Madrid sin ir muy lejos). Y si el PSOE ha desarrollado la política de gasto y subsidios que ha desarrollado es porque es lo que quiere, no porque no sepan, o no puedan hacer otra cosa mejor.
Plantear tan siquiera que este PSOE será mejor porque el PP de Pablo Casado ofrezca un posible pacto de gobierno, solo demuestra tres cosas. El interés por blanquear el peor gobierno que ha tenido España durante la democracia, la renuencia a compartir el gobierno con VOX, y en tercer lugar, la creencia de que los ciudadanos somos manipulables.
Esa falta de criterio no da buenas expectativas para la conformación de un acuerdo trasatlántico para dar la batalla ideológica en Iberoamérica. Para los que recuerdan lo que es una dictadura y para los que hemos vivido en una, esta propuesta suena a más de lo mismo, promesas pre-electorales.
Los de VOX, tienen la ventaja de tener un discurso frontal y sin medias tintas, además de no haber sido gobierno, lo que les da esa oportunidad de demostrar que las cosas se pueden hacer mejor.
Mientras tanto, y entendiendo que la unión es necesaria, los ciudadanos debemos seguir observando, escuchando y debatiendo las propuestas de uno y otro en esta nueva conquista por el oeste, para tomar la mejor decisión en favor del futuro de todos.
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