
La crisis en Venezuela motivó a Estados Unidos a autorizar permisos especiales para que estudiantes venezolanos legales puedan trabajar
Gabriela Moreno
Brian Fincheltub, director de Asuntos Consulares de la Embajada de Venezuela en Estados Unidos del gobierno interino del opositor Juan Guaidó, informó que el país norteamericano flexibilizó las restricciones laborales para los estudiantes venezolanos no inmigrantes legales.
La medida permitirá que quienes se encuentran en esta modalidad (F-1) puedan solicitar autorización de empleo, trabajar un número mayor de horas mientras la escuela está en sesión.
En concreto, la disposición establece que los beneficiados reducirán su carga de cursos mientras continúan manteniendo su estatus de estudiantes no inmigrantes, así detalló Fincheltub en Twitter.
Una temporada larga
El Departamento de Seguridad Nacional extiende la vigencia de la medida hasta el 9 de septiembre de 2022. Ello significa que, durante los próximos 18 meses los 7274 estudiantes no inmigrantes F-1 venezolanos presentes Estados Unidos matriculados en instituciones académicas certificadas por el Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio (SEVP por sus siglas en inglés del Student and Exchange Visitor Program Certified) podrán acogerse.
Los estudiantes deben comunicarse con el Designated School Official (DSO) de la institución académica a la que pertenecen para conocer el procedimiento para solicitar este beneficio.
Razones de peso
Esta nueva decisión se justifica debido a “las condiciones en Venezuela y la amplia gama de emergencias, que incluyen una contracción económica; inflación e hiperinflación; profundización de la pobreza; altos niveles de desempleo; acceso reducido y escasez de alimentos y medicinas” señala el documento informativo del Departamento de Seguridad Nacional.
La lista es aún más extensa. Además, alega un severo sistema médico debilitado; la reaparición o aumento de la incidencia de ciertas enfermedades contagiosas; un colapso de los servicios básicos; agua, electricidad y combustible, escasez; polarización política; tensiones institucionales y políticas; abusos de derechos humanos y represión; crimen y violencia; corrupción; aumento de la movilidad humana y desplazamiento (incluida la migración interna, la emigración y el retorno); y el impacto de la Pandemia de COVID-19.
El inventario interminable de problemas provocó “barreras financieras para que los estudiantes no inmigrantes puedan pagar su regreso a Venezuela en el futuro previsible. Ahora, sin autorización de empleo estos estudiantes pueden carecer de los medios para cubrir los gastos básicos de subsistencia”, porque su principal fuente de apoyo financiero que proviene del país suramericano.