
Andrés Oppenheimer
Cuando el Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció su pronóstico de que la tasa de inflación en Venezuela alcanzará el 1 millón por ciento anual este año, me pregunté si esto se debe a que el país tiene el gobierno más inepto del mundo, o si –por el contrario– está siguiendo una política deliberada de alentar la emigración en masa de los críticos del gobierno.
Probablemente comenzó siendo lo primero, pero estoy empezando a pensar que el régimen del presidente Nicolás Maduro ha decidido que es una buena estrategia política permitir que la economía colapse aún más y empuje a millones más de gente descontenta a emigrar del país.
Después de todo, Cuba, el aliado más cercano de Venezuela, hizo precisamente eso hace cinco décadas, y su dictadura aún está en el poder. La limpieza política, o el vaciamiento humano del país, podría ayudar a Maduro.
Se estima que más de 3 millones de venezolanos, alrededor del diez por ciento de la población, abandonaron el país desde que el fallecido autócrata populista Hugo Chávez asumió el cargo en 1999.