Las autoridades buscan controlar el canal y el tipo de cambio al que los venezolanos en el exterior envían dinero a sus familiares, para compensar la escasez de divisas del gobierno. La cruzada incluye al mercado de bitcoins.
Víctor Salmerón
Tras emigrar a Chile y obtener empleo en una empresa que administra locales de comida en Santiago, desde octubre del año pasado Roberto Campos envía 150 dólares al mes a sus padres. Acude a un servicio de transferencias donde entrega los dólares y a su madre le depositan bolívares en una cuenta bancaria de Venezuela. La cantidad de bolívares a ser depositados por cada dólar se determina mediante una tasa muy superior a la permitida por las autoridades venezolanas, dentro del control de cambio que rige en el país desde 2003.
Pero la administración de Nicolás Maduro ha puesto en marcha una serie de medidas para controlar la manera y la tasa a la que los venezolanos en el exterior transfieren dinero a sus familiares, que amenazan con reducir el ingreso de quienes, como los padres de Roberto Campos, cubren buena parte de sus gastos gracias a los fondos que reciben desde otros países.
El pasado 8 de junio el entonces vicepresidente de la República, Tareck El Aissami, dejó en claro que la intención del gobierno es que todas las transferencias desde el exterior se envíen a Venezuela a través de tres casas de cambio que tienen convenios con dos compañías internacionales que operan en la gran mayoría de los países.
Desde 2003 las autoridades implementan un control de cambio para determinar a qué precio debe venderse cada dólar dentro del país. Pero como el sistema oficial no satisface la demanda, existe un mercado negro publicitado a través de páginas web, donde la moneda estadounidense se cotiza a una tasa mucho más elevada y esta es la referencia que utilizan los venezolanos en el exterior para enviar dinero a sus familiares.
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Hasta ahora ningún funcionario se ha referido a este tema, pero en las casas de cambio informan al público que la tasa autorizada por el Gobierno para las remesas, al menos durante la semana comprendida entre el 18 y el 23 de junio, es de 2,2 millones de bolívares por dólar. Si bien este valor supera ampliamente a los 80 mil bolívares establecidos por el Banco Central para el resto de las transacciones, es bastante inferior a la cotización que marca el mercado negro (una ley prohíbe divulgarlo a través de medios de comunicación que pueden ser consultados en Venezuela).
A la tasa del mercado negro un dólar cambiado a bolívares permite comprar 26 huevos y mediante la establecida por las autoridades para las remesas solo 17.
Roberto Campos es tajante: “Trabajo mucho para mantenerme aquí en Chile y al mismo tiempo ayudar a mis padres que son ancianos. Si les envío el dinero a la tasa que Nicolás Maduro quiere, los dólares no les van a alcanzar para hacer mercado, comprar sus medicinas y vivir medianamente bien”.
En Venezuela* | En EEUU | |
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Combos BigMac | 57 | 6 |
Kilos de carne | 34 | 4 |
Huevos | 1,121 | 330 |
Tazas de café | 436 | 20 |
Entradas al cine | 158 | 4 |
“Tampoco quiero que queden registrados en ese sistema. ¿Y si de lo que se trata es de detectar a quienes reciben remesas para cobrarles un impuesto u obligarlos a recibir los dólares a una tasa que se va a mantener fija por largo tiempo? Es un riesgo que no voy a tomar”, agrega Campos.
Para los venezolanos en el exterior de más bajo ingreso la situación es diferente. En un reporte sobre las condiciones para las remesas, la firma venezolana Ecoanalítica señala que la tasa que se ha establecido “es atractiva para segmentos de la población venezolana en el exterior que no están bancarizados en el país de residencia o que no tienen acceso a plataformas digitales como Paypal u otras”.
Pero añade que “al menos en el corto plazo, estimamos que el mercado cambiario no oficial continuará siendo el mecanismo más relevante para las transacciones de ayuda financiera en divisas por parte de los venezolanos en el exterior a sus familiares y allegados”.
La persecución
Desde 2015 el Banco Central de Venezuela no publica cifras oficiales de inflación. Pero el indicador que calcula la Asamblea Nacional señala que en mayo los precios escalaron diariamente 2,4% y en los últimos doce meses acumulan un salto de 24.571%.
Para la administración de Nicolás Maduro es imposible controlar las transacciones que se realizan en el exterior. Por lo tanto, para lograr el cometido de que las remesas fluyan a través de las casas de cambio autorizadas a la tasa establecida, solo le queda rastrear las cuentas bancarias dentro del país para detectar depósitos de bolívares en montos poco usuales.
El mes pasado las autoridades implementaron una operación policial denominada Manos de Papel para “golpear el contrabando de extracción y las organizaciones criminales que imponían la tasa del dólar especulativo”, explicó el vicepresidente de la República.
“Hasta el momento hemos detenido y están a la orden de la justicia venezolana 216 personas directamente comprometidas con estos hechos criminales y 201 han sido requeridas y están solicitadas por nuestros organismos de seguridad pública (…) Además, hemos congelado cerca de cinco billones de bolívares en 2,000 cuentas bancarias de las cuales el 90% eran de Banesco (el principal banco privado del país intervenido a raíz de estos hechos)”, dijo Tareck El Aissami.
El número de cuentas a supervisar es extenso. De acuerdo con un estudio de la firma Datos a l cierre de enero de este año 14% de los venezolanos mayores de 18 años (alrededor de tres millones de personas) contestó afirmativamente a la pregunta de si le han enviado dinero desde el extranjero y la mitad de éstos señaló que lo recibe una vez al mes.
El origen de las remesas, como es lógico, coincide con la emigración que ha sufrido el país. Datos registra que 42% de las divisas fluye desde Europa y refleja la cantidad de hijos de españoles, portugueses e italianos que decidieron irse de Venezuela para buscar una mejor calidad de vida. Siguen Estados Unidos con 40%, Suramérica 12% y Centroamérica y el Caribe 5%.
La firma Síntesis Financiera indica que “el flujo de pequeñas remesas que transita por el sistema bancario nacional público y privado ha venido creciendo, y prevemos que este año se ubicará entre 1,000 y 1,500 millones de dólares. Esas remesas buscan el mejor precio del dólar, los flujos de dinero encuentran el cauce al segmento de mercado que resulte más atractivo”.
Oportunidad perdida
La experiencia en América Latina señala que cuando los países cuentan con un sistema que permite la libre venta de divisas a un tipo de cambio de mercado, los dólares o euros de las remesas son vendidos a través de este sistema y la economía se beneficia de un ingreso que complementa al proveniente de las exportaciones.
De esta forma, las remesas pasan a formar parte de los recursos con que cuenta un país para realizar importaciones, estabilizar el tipo de cambio o incrementar sus reservas internacionales.
José Guerra, exgerente de investigaciones económicas del Banco Central y miembro de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, explica que “si no hay control de cambio, las personas venden los dólares o euros de las remesas a los bancos del país y de esta forma la economía se beneficia; este no es el caso de Venezuela, donde la mayoría de las operaciones son ventas de divisas entre privados en el mercado paralelo”.
La urgencia de la administración de Nicolás Maduro por comenzar a captar parte de las remesas es elevada. Tras no ahorrar en los tiempos de los altos precios del petróleo, multiplicar por cinco la deuda en divisas y despilfarrar buena parte del dinero, el gobierno se ha quedado sin suficientes dólares para importar y cancelar el vencimiento de la deuda.
Las reservas internacionales, el tanque de dólares que tiene el Banco Central para pagar la deuda externa y cubrir las importaciones, se ubicó al cierre del 14 de junio en 8,849 millones de dólares, el nivel más bajo desde junio de 1994.
Tras el bitcoin
La cruzada de las autoridades por acabar con el dólar negro también incluye al floreciente mercado de bitcoins que permite la libre compra de dólares a una tasa superior a la establecida por el Banco Central de Venezuela.
A diferencia del dinero convencional que se imprime en billetes y monedas, el bitcoin es únicamente digital y no está controlado por banco central alguno. Su creación en 2009 fue el punto de partida de las criptomonedas, que día a día luchan por ganar espacio en la economía global y se reproducen continuamente al punto de que ya existen más de mil.
A través de páginas web como Localbitcoin se creó un mercado donde los venezolanos compran bitcoins con bolívares y luego, mediante una de las tantas Exchange que operan en el mundo digital, los venden en el exterior para obtener divisas; el problema es que el radar de las autoridades detectó el mecanismo.
En la misma intervención en la que anunció el esquema para las remesas Tareck El Aissami advirtió: “Ahora resulta que migraron a una nueva modalidad para tratar de marcar el dólar referencial o el dólar especulativo: a través del mercado de las criptomonedas. Vamos a establecer futuras acciones, todas las cuentas que identifiquemos que están vinculadas a estas operaciones van a ser severamente castigadas y (sus titulares) puestos a la orden de la justicia nacional”.
De acuerdo con las estadísticas de Coindance, un portal que provee cifras sobre el desempeño del bitcoin en distintos países, entre mayo y las dos primeras semanas de junio se transaron 3,354 bitcoins en Venezuela, una cantidad que supera en 40% a la de Colombia, Perú, México, Brasil y Argentina en conjunto.
La firma Ecoanalítica señala en un reporte sobre el tema que “este es uno de los casos donde la tecnología abre ventanas de libertad económica incluso en los entornos más adversos, y son oportunidades que los ciudadanos aprovechan”.
La posibilidad de que la ventana se cierre genera sobresaltos. Manuel Pérez, quien utiliza el bitcoin continuamente para cambiar a dólares los bolívares que gana como diseñador gráfico, respira profundo y dice: “Pareciera que esto no va a parar hasta que nos arruinen por completo”.