El cantante sufría de insuficiencia renal. En el Hospital Domingo Luciani no le otorgaron completo el tratamiento que requería
Isaac González
Después de un día de agonía, este jueves a las 10:30 pm falleció el cantante Adrián Guacarán, quien se hizo famoso cuando de niño le cantó «El Peregrino» al papa Juan Pablo II durante su visita a Venezuela.
Su esposa, Sheila de Guacarán, explicó para El Nacional Web que el músico de 44 años de edad tenía insuficiencia renal, lo que conllevó a que se llenara de líquido hasta que colapsó.
Señaló que la familia tuvo dificultades para conseguir los medicamentos. Se necesitaron urgentemente albúmina y aldactone (diurético), pero en el Hospital Domingo Luciani, donde murió Guacarán, no había disponibilidad. El cantante pidió los fármacos en un mensaje en su cuenta de Twitter.
«Una señora vino y llenó cuatro frascos de albúmina, pero no eran suficientes. No recibió el tratamiento completo», dijo. «Fueron tantas las cosas que se necesitaron y no se encontraban que se hizo por servicio público», agregó.
Denunció que en el centro de salud la atención es pésima. Dijo que a diario tenía que salir a la calle a buscar los medicamentos porque ahí no estaban disponibles. «Que revisen si a este hospital de verdad están llegando los insumos. Dicen que tienen de todo, pero no tienen ni la intención de dar los buenos días».
Saludos a todos Yo ADRIÁN GUACARAN solicito con urgencia para mí ALDACTONE DE 100 MG. Tlf 04167082481, Dios les pague
— Adrian Guacaran (@guacaran_blanco) November 6, 2017
Sheila de Guacarán relató que la enfermedad de su esposo fue repentina. Estuvo así desde el sábado hasta que murió. Contó que lo llevaron al médico cuando se le empezaron a hinchar las piernas. Por la gravedad no podía ni caminar.
Indicó que el artista, que seguía cantando de manera independiente con sus compañeros, dejó a un adolescente de 13 años de edad. «Ha sido fuerte. No lo esperábamos porque uno mantiene la esperanza hasta lo último, pero de repente cayó así y comenzó la agonía. Hasta que falleció».
