El polifacético personaje, que visita Avilés dentro del Festival de Cine LGBTIQ, confiesa que en Asturias descubrió el gin tonic
Ángela Cifuentes
Destilando elegancia, como ya nos tiene acostumbrados, apareció en el Centro Niemeyer, pasadas las siete y cuarto de la tarde, el polifacético Boris Izaguirre. Sus gafas rosas, recién estrenadas, hicieron muy bien su función en la torre del centro cultural, en la que el reflejo de la ría avilesina entraba de lleno en el extraordinario espacio. «Me encanta Asturias y este marco en el que nos encontramos refleja a la perfección su belleza», expresó, entusiasmado, Izaguirre nada más pisar la Torre, acompañado del periodista Juan Ramón Lucas. Su visita a Asturias, enmarcada dentro del Festival de Cine LGBTIQ, le sirvió para charlar sobre su vida y obra.
Televisivo, columnista, y autor de hasta siete novelas confesaba que «nunca me he creído nada, a pesar de haber hecho tantas cosas. Ni he tenido miedo a traspasar los límites». El venezolano vive junto a su marido en Miami, donde trabaja en un programa de televisión. Boris también habló de sexualidad y de cómo mostrar los sentimientos de cada uno. «En mi caso siempre fui amanerado, desde pequeño. Por ello, no costó. Es tan horrible estar armarizado», bromeó. «Por ello, tengo que estar muy agradecido a mis padres. Y espero que el hecho de haber salido del armario en televisión haya ayudado a muchas personas».