Carmen Victoria Inojosa
Algo tan rutinario como tomar el transporte para ir a trabajar o a estudiar se puede convertir en la ruta a la muerte. Desde enero solo en Caracas la prensa ha reseñado siete casos de personas asesinadas en unidades de transporte público, además de los robos a mano armada que, según transportistas, varían entre dos y tres diarios.
Es el celular o un tiro, la vida misma. Una frase tajante, absurda, que en segundos se convierte en acción. La mañana del 3 de febrero en la línea de transporte urbano que va de Petare a La Pastora, en Caracas, Dani Ramírez tomó un autobús de esa ruta en Altamira. A la altura de la avenida Libertador tres hombres se subieron: dos tenían entre 18 y 27 años de edad, y el otro 55 años. Este último se sentó al lado de Ramírez. Los otros dos se ubicaron en asientos al final y en el medio de la unidad. Antes de llegar al elevado, uno sacó una pistola y pidió a los pasajeros entregar los celulares. “No quería que le viéramos la cara, entonces coloqué mi frente en las rodillas. Me fijé que el señor que estaba a mi lado se levantó lentamente con una actitud de mediación, quiso calmar al malandro”, relata Ramírez.
Pero no hubo conciliación. Apenas alcanzó a decir “chamo”, en tono de súplica, cuando la joven escuchó una detonación que la dejó sorda del oído izquierdo durante dos días. “El hombre cayó en posición fetal, no se quejó. Y la voz del malandro: ‘Alguien más se quiere morir hoy’. Ningún pasajero contestó”, cuenta.
Los hombres se quedaron en Colegio de Ingenieros, cerca de los edificios de la Misión Vivienda. “Corrieron hacia esos edificios. Todo ocurrió muy rápido. Creo que no pudieron robar nada. Le pregunté a las personas si les habían quitado algo y se miraron las caras en sentido de negación”.
El autobús siguió. Algunas personas se fueron bajando. “Me quedé tratando de ayudar al señor. Junto con el chofer lo llevamos a la Cruz Roja. Nos preguntábamos si estaría vivo, porque yo no veía la sangre”, prosigue Ramírez. Mientras salieron a pedir ayuda, llegó la policía. Entraron a la unidad y certificaron que el hombre estaba muerto. El tiro que recibió en la parte izquierda de la cabeza lo dejó sin vida en el acto.
“Le dije a una mujer policía que los delincuentes se bajaron en la Misión Vivienda, pero ella lo que hizo fue maldecirlos. Su expresión fue de estar harta de que esas situaciones se repitan a diario”, asevera Ramírez. “En esa situación que viví pudo haber más de un muerto, era un espacio muy cerrado. Realmente los que estamos privados de libertad somos los ciudadanos que no podemos salir a la calle libremente”, agrega.
La psicóloga social María Teresa Urreiztieta, profesora de la Universidad Simón Bolívar, explica que el fenómeno de la violencia en el transporte público es una expresión del país que presenta un alto índice de criminalidad e impunidad. “Hay un desplazamiento de los valores, en especial el de la vida por la supervivencia. Tenemos una ruptura del pacto social y una crisis profunda del vínculo con el otro. Una sociedad que revela un orden desigual, injusto, impuesto y conducido por la impunidad”, señala. La especialista destaca que “la población armada, que impone su ley, sabe que por lo general no le va a pasar nada si escapa. Lo que revela que los venezolanos están expuestos a una vida de alto riesgo y vulnerabilidad. Es una situación que se ha vuelto incontrolable por parte del Estado. La sensación de desamparo crece inmensamente”.
Detonar un arma dentro de una unidad de transporte tiene riesgos adicionales. Por tratarse de un espacio cerrado, el proyectil puede alcanzar a más de una persona dado que su rango de amplitud es mayor que las medidas de las camionetas. “Generalmente el enfrentamiento ocurre en el pasillo del vehículo, el cual tiene medidas cortas, la persona que efectúa el disparo no tiene visión de túnel. Es decir, visualmente se divide el área en cuadrantes para tratar no lesionar a terceros. El funcionario o el delincuente no tiene la posibilidad de apuntar el objetivo netamente, por lo que la acción se vuelve instintiva y no posee el tiempo necesario para orientar el disparo”, explica José García, experto en trayectoria balística y criminalista del Cicpc.
Además, la estructura de las unidades de transporte, como refiere García, “no puede contener el impulso que trae el proyectil, por lo que al continuar la bala su recorrido, puede afectar a personas que estén fuera de la camioneta”.
La encuesta de Condiciones de Vida de 2016 indica que 80% de los consultados siente temor de ser atacado o robado en medios de transportes, 7% más con respecto a 2015.
Aunque desde 2011 entró en vigencia la prohibición de porte de armas en el sistema de transporte, ferrocarriles y trenes, los robos con pistola en las unidades continúan de forma sostenida. El cartelito que refiere esa normativa es letra muerta.
“De nada sirvió si no hay funcionarios policiales ni una logística para atender esa resolución. Casi la totalidad de los asaltos en el transporte ocurren a mano armada, esto coloca en el tapete la cantidad de armas ilegales que hay en el país”, opina el abogado penalista y criminólogo Luis Izquiel.
Urreiztieta cuestiona: “¿Qué pasó con la política de desarme? Tenemos una población armada hasta los dientes, que demuestra tener más poder que los cuerpos de seguridad”.
Solo en enero 504 cadáveres ingresaron a la morgue de Bello Monte. Y en 2016 Venezuela se ubicó como el segundo país más violento del mundo, con 28.479 homicidios (91,8 por cada 100.000 habitantes), solo superado por El Salvador (100 homicidios por 100.000 habitantes) y seguido por Honduras (60 muertes por cada 100.000 habitantes), de acuerdo con el informe que presentó el Observatorio Venezolano de la Violencia.
“La población en términos generales debe exigir que se garantice el derecho a la vida, a la seguridad. Esto debe cuestionar a la sociedad. El miedo está reduciendo las posibilidades de una vida plena. Hemos perdido eso, porque te montas en un carrito y puedes perder la vida. Personas que nunca pensaron que tomando un autobús quedarían en medio de un tiroteo y no volverían a su casas”, expresa Urreiztieta.
Cantando el quieto
En los terminales de Río Tuy y Nuevo Circo son pocas las líneas que utilizan detectores de metales para revisar a los pasajeros, tampoco hay vigilancia por parte de los organismos de seguridad. Las puertas de los autobuses están abiertas al crimen. Los que están armados pueden entrar sin ser detectados.
“Todos los días tenemos asaltos dentro del terminal Río Tuy; y eso que están los ministerios cerca, el CNE, y no hay seguridad. Contamos es con el pito del fiscal, que cuando ve algo comienza a pitar y nos alerta”, dice Richard Hernández, de la Unión Central Clínico.
En Nuevo Circo no tienen método de alerta. Víctor Márquez, transportista de la línea Caracas-Los Teques, dice que quienes roban entran como usuarios y pagan su pasaje. Señala que la semana pasada fueron robados tres veces, hechos que generalmente ocurren entre los kilómetros uno y tres de la Panamericana. “Después que pasamos esa zona y nadie se levanta a cantar el quieto, uno respira. Casi siempre son tres menores de edad con un adulto”, sostiene. El año pasado la directiva del terminal Nuevo Circo se reunió con autoridades de seguridad para colocar vigilancia permanente en el lugar, pero eso solo duró un mes.
En las rutas urbanas la situación es compleja. “El municipio Libertador es el más inseguro. Nosotros hemos perdido la cuenta de la cantidad de fallecidos y atracos porque no hay donde poner las denuncias”, expresa el presidente de la Asociación de Libres y Por Puestos, José Luis Montoya.
Y aunque los transportistas refieren que frecuentemente mantienen encuentros con el ministro de Interior, Justicia y Paz, Néstor Reverol, para tratar entre otras cosas el problema de la inseguridad, los resultados no han sido efectivos. “Hace un mes, en la última reunión, acordamos que se iban a hacer reuniones el tercer miércoles de cada mes con las Zodi (Zonas Operativa de Defensa Integral) en cada estado para hacer el balance de la situación. En Caracas se efectuarían el cuarto jueves de cada mes. Sabemos que en Lara y Portuguesa no se cumplió. Dictan parámetros, pero esto continúa igual”, expone Erick Zuleta, presidente de la Federación Nacional de Transporte.
En Caracas las rutas comienzan a dormir temprano. A las 7:00 pm son pocas las unidades que laboran para evitar mayor exposición a los robos. En el interior del país la situación no es diferente. El 9 de enero Soralis Istúriz regresaba de Barquisimeto de llevar a su hijo a una consulta médica. El destino final era Altagracia de Orituco. En la vía de San Sebastián de los Reyes –aunque en la unidad no quedaban asientos libres– el chofer se paró a recoger a dos pasajeros: un hombre y una mujer. Unos minutos después el sujeto cantó el quieto. “El tipo sacó un pistolón y comenzó a pedir los celulares”, cuenta Istúriz. En la unidad viajaban cuatro policías vestidos de civiles. Uno de ellos sacó el celular y lo lanzó por el pasillo. Cuando el antisocial se agachó a recogerlo, el oficial disparó y el tiro dio en la pistola del malandro. “El delincuente se lanzó de la camioneta. Se golpeó la cabeza y quedó botando sangre por el oído. Nos percatamos de que detrás venía una moto. Era un hombre y la esposa del malandro. Decía ‘por qué le hicieron eso. Que él era sano, que la situación del país lo llevó a eso”, narra Istúriz.
La camioneta con los usuarios regresó a San Sebastián de los Reyes para llevar al herido al hospital, pero al final murió. Los pasajeros entregaron a la cómplice a las autoridades.
Zuleta expresa que estas historias ocurren a diario, y agrega: “En el sur (Apure, Amazonas, Guárico) los delincuentes abren huecos para que los autobuses pasen lento. En ese momento abren los maleteros y sacan los bolsos, sobre todo a los expresos. Con camiones 350 terminan llevándose el equipaje”.
Desvalijados
Además de los asaltos y robos en la unidad, los transportistas también son víctimas de los secuestros de sus autobuses para desvalijarlos. Alberto Rangel, quien preside la Unión de Conductores del Bloque Antímano, relató que hace un mes en la ruta que va a Petare, cuando la unidad se encontraba en Chacao, dos hombres se subieron e hicieron que los usuarios abandonaran el vehículo. Trasladaron la camioneta a una de las calles laterales a la avenida Francisco de Miranda y la dieron por accidentada. Así aprovecharon para quitarle los cauchos y otros repuestos. Al chofer lo amarraron en la parte trasera de la unidad.
Rangel manifiesta que en la carretera vieja de La Guaira, a los transportistas les quitan los cauchos, las puntas de eje y las transmisiones. “El alto costo de esos repuestos hace que las camionetas sean atractivas para desvalijarlas y pedir un rescate”, explica José Luis Trosel, gerente general del Bloque Unido de las Rutas Suburbanas, donde semanalmente secuestran entre dos y tres unidades.
Las rutas rojas
Línea Asoprocolectivo (Ruta El Valle-Petare)
Coche, El Valle, La Bandera, Los Ruices, Petare.
De dos a tres robos diarios
Bloque Unido de las Rutas Suburbanas
Barlovento, Valles del Tuy, Guarenas-Guatire.
De dos a tres robos diarios
Bloque Antímano
Capuchinos, Artigas. Entrada de El Guaracaro. De San Martín a Capitolio. Capuchino a la maternidad. Avenida Baralt, Puente Llaguno a Quinta Crespo. Nuevo Circo y Bellas Artes con menor incidencia.
Entre 7 y 10 unidades son robadas diariamente
Tiroteos en ascenso
11/01/2017 Un funcionario del Cicpc mató a un delincuente en una camioneta de pasajeros proveniente de Guarenas cuando el hampón intentaba robar en la unidad.
18/01/2017 Kelli Johana Díaz Oropeza fue asesinada de un tiro en la cabeza en una unidad de la ruta Charallave-Santa Teresa. En el suceso otras tres personas resultaron heridas.
3/02/2017 Orlando Guilfredo Quiroz, de 55 años de edad, fue asesinado de un tiro en la cabeza tras resistirse cuando delincuentes robaban a los usuarios en la unidad de transporte perteneciente a la línea Asociación de Conductores Criollos La Pastora. El hecho ocurrió en la avenida Libertador.
13/03/2017 Adixon David Sosa Trías, de 19 años de edad, fue asesinado en un autobús en la avenida Libertador tras recibir un disparo. Dos sujetos asaltaron la unidad donde Sosa viajaba, uno de los pasajeros estaba armado y disparó varias veces contra los antisociales, la bala alcanzó a Sosa e hirió a otras dos personas. Entre ellos a uno de los maleantes.
13/03/2017 Un funcionario de la Guardia Nacional y un transeúnte resultaron heridos en un tiroteo en la avenida principal de Caurimare. El hecho ocurrió cuando un delincuente robaba en una camioneta de pasajeros cuando esta pasaba por un punto de control de la GNB. La situación ocasionó un enfrentamiento donde murió el antisocial.
26/03/2017 Dos sujetos abordaron una buseta de la ruta Palo Negro-Maracay y se hicieron pasar por usuarios. A los pocos minutos de haber entrado cantaron el quieto y asesinaron Eberson Augusto Zambrano, de 40 años de edad. El guardia nacional Edixson Rafael Jordán Bolívar resultó herido.
27/03/2017 Delincuentes asaltaron una unidad de transporte en El Valle. En el hecho asesinaron a un comerciante de comida rápida que regresaba de comprar insumos para la venta de perros calientes que tenía en sociedad con un amigo.
28/03/2017 Se registró un enfrentamiento entre una banda delictiva y funcionarios del Cicpc en la estación Agua Salud del Metro de Caracas. Se trató de una entrega controlada para la recuperación de un vehículo. Tras las detonaciones, un hombre murió y una mujer resultó herida.
29/03/2017 Delincuentes y la policía de Miranda se enfrentaron en la avenida Intercomunal Guarenas Guatire. Los efectivos de seguridad intentaron frustrar un robo en una camioneta de pasajeros. No se reportaron heridos ni muertos.
Fuente El Nacionalhttp://www.el-nacional.com/noticias/sucesos/tiroteo-bordo_88425