Inicio Gastronomía En España también se degusta el Pasapalo

En España también se degusta el Pasapalo

No es ningún secreto que Barcelona, España o capital de Cataluña para los puristas, es un destino fijado en el mapa para las migraciones de toda América Latina y del mundo. De manera especial se puede encontrar un buen contingente de inmigrantes venezolanos dispersos por toda la ciudad condal con diversos emprendimientos, turísticos, gastronómicos y de ocio nocturno. En este caso uno lleva el característico nombre de nuestra cocina: Pasapalo

Andrés González

Hay un dicho que reza: “Barcelona es buena si la bolsa suena”. La frase se acuña por el movimiento permanente que este puerto del Mediterráneo capitaliza en todo su esplendor. Es quizás el más importante de la zona en lo que a turismo se refiere por sus centenarias bondades. El tránsito inagotable que tiene la ciudad, gracias a su cultura y actividad comercial, la convierte en un melting pot, cruce de visitantes pasajeros o recién llegados.

Cosa cierta es que el boom del/la venezolano/a residente en Barcelona tiene ya cierto tiempo. Alrededor de principios de la década pasada empezó el movimiento migratorio. Encaramados en la ola turística y en el apogeo que la capital catalana experimentaba desde años atrás, muchos emprendedores supieron aplicar conceptos propios de la cultura oriunda de nuestro país en pleno corazón de esta ciudad.

Presentar toda esa variada y suculenta oferta de platos tradicionales o cocteles de tinte tropical, además de ser un reto, podía posicionarse como una interesante incursión para el público local  y extranjero. Pronto surgieron iniciativas como el Rabipelao del Barrio Gótico, que en este momento cuenta con tres establecimientos. Sitios de copas como Foxy Bar o el Bombón hacen lo propio en las noches barcelonesas. Desde arepas y tequeños, hasta cocina de alta factura, como es el caso de Caña de Azúcar.

En medio de la gama criolla Pasapalo figura por innovación y gran enfoque en la coctelería tropical. El nombre evoca a todo lo que se sabe y se degusta como “venezolanamente” requiere el mandato del convite, además de auspiciar cierta movida artística en la que participan coterráneos: exposiciones de artes visuales, pinchadiscos y algo más. Todo esto en la concurrida zona de Poble Sec, a 10 minutos de Las Ramblas.

Al conversar con Xhavier, socio y fundador del local, emerge la curiosidad. No solo por el hecho de que el proyecto salga adelante en una constelación ya nutrida de elementos e ingredientes venezolanos, sino también por hacer del hecho criollo una presentación fresca, internacionalmente loable en un universo tan cosmopolita como puede ser Barcelona.

Bienmesabe: ¿La gente es capaz de asimilar nuestra cocina y valores gastronómicos? ¿Cómo se vende? 

A nivel de cocina podría decir que sí se vende muy bien, la gente aquí es muy receptiva a nuestra gastronomía. Los tequeños y los tostones tienen muy buena acogida. A nivel de coctelería, nuestros rones son famosos y el trago estrella es el Canelazo: lima, papelón y ron…

Por otro lado, en lo particular, soy fan tanto de la gastronomía mexicana como de su coctelería. Me gusta mucho el tequila. Hay tres tragos que me gustan mucho hacer: La banderita, por ser un trago juguetón con el que me divierte mucho ver la cara de la gente cuando lo toma. Consiste en tres chupitos (shots): uno de limón, otro de tequila y sangrita, que no es más que una mezcla de zumo de tomate, muy, pero que muy picante, uno tras otro, para los salvajes y para los sibaritas, sangrita y Don Julio Reposado. El otro cóctel es el Adelita, que tiene un particular sabor de licor de café, tequila y lima. Y por supuesto, las Margaritas en su versión clásica y granizada con fruta de temporada que suele gustar mucho.

No puedo dejar de hablar de la forma en que preparamos los Cuba Libre, que a mi juicio, no es solamente, ron y coca cola. Aquí majamos la lima con Amargo de Angostura y ya la cosa cambia mucho.

La coctelería aquí no es muy pretensiosa: cocteles tropicales, mojitos y caipiriñas, piña colada, muchas frutas. También los clásicos de siempre, desde el Negroni hasta el Dry Martini, los clásicos de siempre, a precios accesibles. Básicamente, lo que nos podría diferenciar es el cariño con que se hace cada trago.

Hay dos tragos, que se me habían olvidado mencionar y que también son de la casa: el Danielazo y el Miranda. El primero picante y con tequila; el segundo dulce con vodka. No daré la receta. Tienen que venir aquí para probarlo, son sencillos, pero hechos con cariño.

BMS: Cómo ha sido la experiencia de Pasapalo en Barcelona?, ¿Cómo comenzaron y de qué manera se ha desarrollado la experiencia?

Originalmente queríamos que el local fuese como una extensión de nuestra casa. Queríamos que fuese un lugar donde ocurren cosas y que la gente pudiera interactuar con el personal como con los mismos clientes. De hecho, siempre que puedo hago de enlace.

Todos somos profesionales de otras ramas que compartimos este oficio. Todos, trabajamos anteriormente en otro restaurante venezolano de mucho renombre aquí en Barcelona y sencillamente decidimos emprender nuestro propio camino.

El local, a medida que ha pasado el tiempo, ha adquirido vida propia y se ha convertido en lo que es con el transcurrir de estos casi dos años.

 

BMS: Dentro de la variopinta gama de emprendimientos o establecimientos venezolanos ya consolidados en la ciudad, ¿qué aporte puede tener Pasapalo?

Además de nuestra cambiante carta de comida y de cervezas, así como también nuestra coctelería, un punto a nuestro favor es nuestra programación de Dj’s específicamente la vuelta al vinilo, ejecutado por excelentes Selectors, en su mayoría venezolanos, gente de renombre como DJ Trujillo, han pasado por aquí.
 
Tenemos muy buenos residentes, entre ellos Sa-One, Alex Connor, DJ Virginie, Santo Remedio y Lopinski, todos ellos de la vieja escuela del Vinilo y además venezolanos con un gusto musical muy especial. También contamos con la presencia de dos Selectors de lujo como Fernando Batoni (Zapato 3) y Chofa Loero (La muy bestia pop), quienes tienen una manera muy particular de pinchar y de crear ambiente. Al respecto, tengo que decir, que aquí cada uno de ellos, pone su impronta y ellos son los amos y señores, tanto de su imagen como de la música que quieran compartir. Son totalmente libres, no hay ninguna exigencia ni tampoco ningún requisito. Esa libertad y confianza, creo que ha hecho, de este espacio musical, una muy buena combinación para lo que nosotros ofrecemos a nivel de gastronomía. También tenemos la participación de otros Dj´s tanto locales, como de México, entre ellos Susipop, con un sonido 60´s, y la propuesta “rockolera” del Bicho, quien da la oportunidad a los comensales de escoger la música que quieran oír, de su extenso catálogo de vinilos.
 
La clave del sabor

Manuel Rojas, artista, chef, melómano, cinéfilo y dj, chileno y venezolano que, con su experiencia caraqueña se establece desde hace unos pocos meses la Ciudad Condal, prefigura una buena idea de qué es lo que “se cuece” a nivel de culinaria criolla en la ciudad. Recientemente comenzó a formar parte del staff de Pasapalo. 

“Venezuela forma parte de ese universo culinario tropical, donde todavía sorprenden más los ingredientes que los platos o recetas terminados. Se encuentran entonces fórmulas presentadas de modo contrastado, utilizando componentes “exóticos” preparados con técnicas locales, o bien sabores tradicionales con variaciones sobre el mismo tema, como es el caso de la arepa o las empanadas. El turismo representa otra oportunidad de venta, por ahí también se pueden “vender” nuestros sabores, que siguen luciendo como nuevos. Las tajadas, el queso blanco y los tostones son de gran aceptación. Probablemente nuestro mundo culinario se expandirá ante la llegada de nuestros compatriotas venezolanos, que claramente va en aumento.

También hay que tener en cuenta que Barcelona es una ciudad turística y así como encuentras comerciantes muy sinceros, también están quienes optan por los estereotipos. Por ejemplo, sitios donde venden empanadas argentinas al estilo local, con otra masa y una enorme variedad de rellenos para atraer clientes, pero hasta sus dueños saben que no están vendiendo una verdadera empanada argentina. Pasa con la comida china en todo el mundo. Lo importante es atraer al público para que pruebe y por supuesto difundir nuestros valores culinarios, que debería ser primera tarea para los diplomáticos venezolanos en España. Charlas, conferencias y degustaciones serían de enorme importancia, mucho más cuando en Venezuela tenemos tantos ingredientes, sabores, tanto ingenio”.

“La gente es capaz de disfrutar nuestra cocina, nuestra lógica combinatoria de sabores, nuestra capacidad casi eterna de crear y disfrutar los contrastes. Es un pensamiento bastante complejo donde lo tropical lo marca todo. Por ejemplo, la arepa es conocida, pero no popular, quizás alternativa. Tampoco llegará a ser ‘el pan del pueblo’ como comenta Rafael Cartay, a propósito de esa maravillosa neutralidad en su sabor capaz de acompañar y realzarlo todo. En Barcelona viven muchos colombianos y venezolanos, por ende existen areperas al estilo de ambos países, con los matices e irregularidades propios del clima y del limitado consumo, porque sin duda el pan es la primera opción”. 

BMS:  ¿A la hora de asimilar los elementos locales para complementar tu trabajo qué nos podrías resaltar? 

– Como cocinero de oficio y gastrónomo amateur he tenido que manejar cierta frustración proveniente de la baja potencia en el sabor de las frutas y vegetales, no así de quesos, fiambres y embutidos. Te reitero que esto forma parte únicamente de mi corta experiencia acá, y no de un pensamiento general. Hay que considerar también que el presupuesto disponible para visitar restaurantes y mercados lo marca todo, pero en líneas generales, y para dar un ejemplo, no es secreto que la yuca y el plátano gozan de guapa apariencia, pero sabor distintivo lejano. Eso no representa una limitación, sino más bien un reto culinario a la hora de prepararlos y valerse de técnicas para potenciarlos. Por ejemplo, haciendo pruebas para el nuevo menú de Pasapalo propuse un “Maracuchito Europeo”, nada complicado, simplemente un juego de contrastes entre la tajada tierna, la alegría del papelón especiado y el queso azul. Me parece mejor pensar en un diálogo de sabores y no en un complemento entre ellos.

BMS: Cuéntanos de tu experiencia en Barcelona, cómo ves el ambiente gastronómico y “tapístico”

– Mi experiencia es todavía insuficiente. Por eso, de momento, es imposible tener una opinión clara, aunque sí una opinión nueva, por así decirlo. Emigrar conlleva infinitas historias, casi todas bastante intensas. Salir obligado de mi país no será nunca un buen recuerdo. Lo que puedo confirmar es el papel determinante que juega la edad en esta situación. Después de los 40 quieres y debes hacer todo con decisión y rapidez.

El ambiente gastronómico es muy conservador, pero no necesariamente tradicional. Así lo he apreciado igualmente las veces anteriores que visité Barcelona. La dieta e ingredientes locales se respetan mucho, también las modalidades de consumo. Claro que la relación con los alimentos es profunda, sin duda alguna. Ahí las tapas brillan continuamente y se disfrutan con devoción mariana. También conforman buena parte de esa ignición creativa que motiva a todos: cocineros profesionales y chefs de todos los niveles, amateurs, sibaritas, pero sobre todo gente “normal”, esa que llena las taperías, restaurantes y mercados.

Ciertamente existe una interesante variedad de sitios y propuestas de todo nivel, pero tengo la sensación de que ese tono conservador ha demorado la receptividad de la ciudad hacia otras líneas culinarias, como si lo clásico fuera a desaparecer, cuando por el contrario reluciría ante la variedad.

BMS: ¿Y en Pasapalo cómo te desenvuelves? 

Trabajo desde hace muy poco tiempo en Pasapalo, pero se aprecia claramente que cultiva una clientela. Claro que viene gente nueva y turistas, pero luce ya como un clásico que siempre ha estado ahí, en el número 6 de la Calle Poeta Cabanyes del barrio Poble Sec. Eso se logra con un menú guapo preparado artesanalmente. Por eso, más que un bar, Pasapalo es un restaurante que ofrece coctelería y una selección musical relevante. Como no es un lugar de tapas, la gente viene a comer y no a picar. En ese sentido, el aporte de Pasapalo a la vida culinaria de Barcelona es sumar variedad y originalidad, ser un “point” atractivo, con buen ambiente y precios razonables.

¿Qué dice el público?

Actualmente tenemos diversas reseñas en sitios web incluido el imprescindible Trip Advisor, donde las recomendaciones son numerosas y las reseñas positivas de los usuarios que dejan al sitio en una buena posición dentro de su especie. Eltenedor.eshace lo propio con un buen ranking numérico. Más allá de la oferta de viandas criollas, o literalmente los “pasapalos”, el sitio prepara unas hamburguesas dignas de atención. Podemos decir que ofrecemos un eclecticismo de exportación venezolano para todos aquellos que quieran pasar un buen rato.

Fuente Estímulohttp://elestimulo.com/bienmesabe/en-espana-tambien-se-degusta-el-pasapalo/

 

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En España también se degusta el Pasapalo

No es ningún secreto que Barcelona, España o capital de Cataluña para los puristas, es un destino fijado en el mapa para las migraciones de toda América Latina y del mundo. De manera especial se puede encontrar un buen contingente de inmigrantes venezolanos dispersos por toda la ciudad condal con diversos emprendimientos, turísticos, gastronómicos y de ocio nocturno. En este caso uno lleva el característico nombre de nuestra cocina: Pasapalo

Andrés González

Hay un dicho que reza: “Barcelona es buena si la bolsa suena”. La frase se acuña por el movimiento permanente que este puerto del Mediterráneo capitaliza en todo su esplendor. Es quizás el más importante de la zona en lo que a turismo se refiere por sus centenarias bondades. El tránsito inagotable que tiene la ciudad, gracias a su cultura y actividad comercial, la convierte en un melting pot, cruce de visitantes pasajeros o recién llegados.

Cosa cierta es que el boom del/la venezolano/a residente en Barcelona tiene ya cierto tiempo. Alrededor de principios de la década pasada empezó el movimiento migratorio. Encaramados en la ola turística y en el apogeo que la capital catalana experimentaba desde años atrás, muchos emprendedores supieron aplicar conceptos propios de la cultura oriunda de nuestro país en pleno corazón de esta ciudad.

Presentar toda esa variada y suculenta oferta de platos tradicionales o cocteles de tinte tropical, además de ser un reto, podía posicionarse como una interesante incursión para el público local  y extranjero. Pronto surgieron iniciativas como el Rabipelao del Barrio Gótico, que en este momento cuenta con tres establecimientos. Sitios de copas como Foxy Bar o el Bombón hacen lo propio en las noches barcelonesas. Desde arepas y tequeños, hasta cocina de alta factura, como es el caso de Caña de Azúcar.

En medio de la gama criolla Pasapalo figura por innovación y gran enfoque en la coctelería tropical. El nombre evoca a todo lo que se sabe y se degusta como “venezolanamente” requiere el mandato del convite, además de auspiciar cierta movida artística en la que participan coterráneos: exposiciones de artes visuales, pinchadiscos y algo más. Todo esto en la concurrida zona de Poble Sec, a 10 minutos de Las Ramblas.

Al conversar con Xhavier, socio y fundador del local, emerge la curiosidad. No solo por el hecho de que el proyecto salga adelante en una constelación ya nutrida de elementos e ingredientes venezolanos, sino también por hacer del hecho criollo una presentación fresca, internacionalmente loable en un universo tan cosmopolita como puede ser Barcelona.

Bienmesabe: ¿La gente es capaz de asimilar nuestra cocina y valores gastronómicos? ¿Cómo se vende? 

A nivel de cocina podría decir que sí se vende muy bien, la gente aquí es muy receptiva a nuestra gastronomía. Los tequeños y los tostones tienen muy buena acogida. A nivel de coctelería, nuestros rones son famosos y el trago estrella es el Canelazo: lima, papelón y ron…

Por otro lado, en lo particular, soy fan tanto de la gastronomía mexicana como de su coctelería. Me gusta mucho el tequila. Hay tres tragos que me gustan mucho hacer: La banderita, por ser un trago juguetón con el que me divierte mucho ver la cara de la gente cuando lo toma. Consiste en tres chupitos (shots): uno de limón, otro de tequila y sangrita, que no es más que una mezcla de zumo de tomate, muy, pero que muy picante, uno tras otro, para los salvajes y para los sibaritas, sangrita y Don Julio Reposado. El otro cóctel es el Adelita, que tiene un particular sabor de licor de café, tequila y lima. Y por supuesto, las Margaritas en su versión clásica y granizada con fruta de temporada que suele gustar mucho.

No puedo dejar de hablar de la forma en que preparamos los Cuba Libre, que a mi juicio, no es solamente, ron y coca cola. Aquí majamos la lima con Amargo de Angostura y ya la cosa cambia mucho.

La coctelería aquí no es muy pretensiosa: cocteles tropicales, mojitos y caipiriñas, piña colada, muchas frutas. También los clásicos de siempre, desde el Negroni hasta el Dry Martini, los clásicos de siempre, a precios accesibles. Básicamente, lo que nos podría diferenciar es el cariño con que se hace cada trago.

Hay dos tragos, que se me habían olvidado mencionar y que también son de la casa: el Danielazo y el Miranda. El primero picante y con tequila; el segundo dulce con vodka. No daré la receta. Tienen que venir aquí para probarlo, son sencillos, pero hechos con cariño.

BMS: Cómo ha sido la experiencia de Pasapalo en Barcelona?, ¿Cómo comenzaron y de qué manera se ha desarrollado la experiencia?

Originalmente queríamos que el local fuese como una extensión de nuestra casa. Queríamos que fuese un lugar donde ocurren cosas y que la gente pudiera interactuar con el personal como con los mismos clientes. De hecho, siempre que puedo hago de enlace.

Todos somos profesionales de otras ramas que compartimos este oficio. Todos, trabajamos anteriormente en otro restaurante venezolano de mucho renombre aquí en Barcelona y sencillamente decidimos emprender nuestro propio camino.

El local, a medida que ha pasado el tiempo, ha adquirido vida propia y se ha convertido en lo que es con el transcurrir de estos casi dos años.

 

BMS: Dentro de la variopinta gama de emprendimientos o establecimientos venezolanos ya consolidados en la ciudad, ¿qué aporte puede tener Pasapalo?

Además de nuestra cambiante carta de comida y de cervezas, así como también nuestra coctelería, un punto a nuestro favor es nuestra programación de Dj’s específicamente la vuelta al vinilo, ejecutado por excelentes Selectors, en su mayoría venezolanos, gente de renombre como DJ Trujillo, han pasado por aquí.
 
Tenemos muy buenos residentes, entre ellos Sa-One, Alex Connor, DJ Virginie, Santo Remedio y Lopinski, todos ellos de la vieja escuela del Vinilo y además venezolanos con un gusto musical muy especial. También contamos con la presencia de dos Selectors de lujo como Fernando Batoni (Zapato 3) y Chofa Loero (La muy bestia pop), quienes tienen una manera muy particular de pinchar y de crear ambiente. Al respecto, tengo que decir, que aquí cada uno de ellos, pone su impronta y ellos son los amos y señores, tanto de su imagen como de la música que quieran compartir. Son totalmente libres, no hay ninguna exigencia ni tampoco ningún requisito. Esa libertad y confianza, creo que ha hecho, de este espacio musical, una muy buena combinación para lo que nosotros ofrecemos a nivel de gastronomía. También tenemos la participación de otros Dj´s tanto locales, como de México, entre ellos Susipop, con un sonido 60´s, y la propuesta “rockolera” del Bicho, quien da la oportunidad a los comensales de escoger la música que quieran oír, de su extenso catálogo de vinilos.
 
La clave del sabor

Manuel Rojas, artista, chef, melómano, cinéfilo y dj, chileno y venezolano que, con su experiencia caraqueña se establece desde hace unos pocos meses la Ciudad Condal, prefigura una buena idea de qué es lo que “se cuece” a nivel de culinaria criolla en la ciudad. Recientemente comenzó a formar parte del staff de Pasapalo. 

“Venezuela forma parte de ese universo culinario tropical, donde todavía sorprenden más los ingredientes que los platos o recetas terminados. Se encuentran entonces fórmulas presentadas de modo contrastado, utilizando componentes “exóticos” preparados con técnicas locales, o bien sabores tradicionales con variaciones sobre el mismo tema, como es el caso de la arepa o las empanadas. El turismo representa otra oportunidad de venta, por ahí también se pueden “vender” nuestros sabores, que siguen luciendo como nuevos. Las tajadas, el queso blanco y los tostones son de gran aceptación. Probablemente nuestro mundo culinario se expandirá ante la llegada de nuestros compatriotas venezolanos, que claramente va en aumento.

También hay que tener en cuenta que Barcelona es una ciudad turística y así como encuentras comerciantes muy sinceros, también están quienes optan por los estereotipos. Por ejemplo, sitios donde venden empanadas argentinas al estilo local, con otra masa y una enorme variedad de rellenos para atraer clientes, pero hasta sus dueños saben que no están vendiendo una verdadera empanada argentina. Pasa con la comida china en todo el mundo. Lo importante es atraer al público para que pruebe y por supuesto difundir nuestros valores culinarios, que debería ser primera tarea para los diplomáticos venezolanos en España. Charlas, conferencias y degustaciones serían de enorme importancia, mucho más cuando en Venezuela tenemos tantos ingredientes, sabores, tanto ingenio”.

“La gente es capaz de disfrutar nuestra cocina, nuestra lógica combinatoria de sabores, nuestra capacidad casi eterna de crear y disfrutar los contrastes. Es un pensamiento bastante complejo donde lo tropical lo marca todo. Por ejemplo, la arepa es conocida, pero no popular, quizás alternativa. Tampoco llegará a ser ‘el pan del pueblo’ como comenta Rafael Cartay, a propósito de esa maravillosa neutralidad en su sabor capaz de acompañar y realzarlo todo. En Barcelona viven muchos colombianos y venezolanos, por ende existen areperas al estilo de ambos países, con los matices e irregularidades propios del clima y del limitado consumo, porque sin duda el pan es la primera opción”. 

BMS:  ¿A la hora de asimilar los elementos locales para complementar tu trabajo qué nos podrías resaltar? 

– Como cocinero de oficio y gastrónomo amateur he tenido que manejar cierta frustración proveniente de la baja potencia en el sabor de las frutas y vegetales, no así de quesos, fiambres y embutidos. Te reitero que esto forma parte únicamente de mi corta experiencia acá, y no de un pensamiento general. Hay que considerar también que el presupuesto disponible para visitar restaurantes y mercados lo marca todo, pero en líneas generales, y para dar un ejemplo, no es secreto que la yuca y el plátano gozan de guapa apariencia, pero sabor distintivo lejano. Eso no representa una limitación, sino más bien un reto culinario a la hora de prepararlos y valerse de técnicas para potenciarlos. Por ejemplo, haciendo pruebas para el nuevo menú de Pasapalo propuse un “Maracuchito Europeo”, nada complicado, simplemente un juego de contrastes entre la tajada tierna, la alegría del papelón especiado y el queso azul. Me parece mejor pensar en un diálogo de sabores y no en un complemento entre ellos.

BMS: Cuéntanos de tu experiencia en Barcelona, cómo ves el ambiente gastronómico y “tapístico”

– Mi experiencia es todavía insuficiente. Por eso, de momento, es imposible tener una opinión clara, aunque sí una opinión nueva, por así decirlo. Emigrar conlleva infinitas historias, casi todas bastante intensas. Salir obligado de mi país no será nunca un buen recuerdo. Lo que puedo confirmar es el papel determinante que juega la edad en esta situación. Después de los 40 quieres y debes hacer todo con decisión y rapidez.

El ambiente gastronómico es muy conservador, pero no necesariamente tradicional. Así lo he apreciado igualmente las veces anteriores que visité Barcelona. La dieta e ingredientes locales se respetan mucho, también las modalidades de consumo. Claro que la relación con los alimentos es profunda, sin duda alguna. Ahí las tapas brillan continuamente y se disfrutan con devoción mariana. También conforman buena parte de esa ignición creativa que motiva a todos: cocineros profesionales y chefs de todos los niveles, amateurs, sibaritas, pero sobre todo gente “normal”, esa que llena las taperías, restaurantes y mercados.

Ciertamente existe una interesante variedad de sitios y propuestas de todo nivel, pero tengo la sensación de que ese tono conservador ha demorado la receptividad de la ciudad hacia otras líneas culinarias, como si lo clásico fuera a desaparecer, cuando por el contrario reluciría ante la variedad.

BMS: ¿Y en Pasapalo cómo te desenvuelves? 

Trabajo desde hace muy poco tiempo en Pasapalo, pero se aprecia claramente que cultiva una clientela. Claro que viene gente nueva y turistas, pero luce ya como un clásico que siempre ha estado ahí, en el número 6 de la Calle Poeta Cabanyes del barrio Poble Sec. Eso se logra con un menú guapo preparado artesanalmente. Por eso, más que un bar, Pasapalo es un restaurante que ofrece coctelería y una selección musical relevante. Como no es un lugar de tapas, la gente viene a comer y no a picar. En ese sentido, el aporte de Pasapalo a la vida culinaria de Barcelona es sumar variedad y originalidad, ser un “point” atractivo, con buen ambiente y precios razonables.

¿Qué dice el público?

Actualmente tenemos diversas reseñas en sitios web incluido el imprescindible Trip Advisor, donde las recomendaciones son numerosas y las reseñas positivas de los usuarios que dejan al sitio en una buena posición dentro de su especie. Eltenedor.eshace lo propio con un buen ranking numérico. Más allá de la oferta de viandas criollas, o literalmente los “pasapalos”, el sitio prepara unas hamburguesas dignas de atención. Podemos decir que ofrecemos un eclecticismo de exportación venezolano para todos aquellos que quieran pasar un buen rato.

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