Las 18 horas de vuelo entre Chile y Venezuela se acortaron para Laura Méndez. Esta venezolana, odontóloga, de 25 años, programó su vuelo de regreso apenas salió de Venezuela hace seis meses para poder votar este 6D.
Durante ese tiempo esperó, impaciente, para armar su equipaje de vuelta porque asegura que se fue obligada a irse del país. “No quería irme, me vi forzada, y eso es lo que me motiva a votar porque quiero que las cosas cambien para poder regresar”, cuenta por teléfono.
Al entrar al avión lo primero que detectó fue el acento. A medida que iba caminando hacia su asiento, se percató de los venezolanos que iban en el avión. Casi todos hablaban de las parlamentarias. “El avión venía full de venezolanos. A uno se le escuchó decir que tenía cuatro días sin hablar con su familia porque se habían negado a que se viniera para votar por lo peligroso que está todo”, manifiesta.
Para regresar, el pasaje es el primer obstáculo que tiene que sortear un venezolano en el exterior. Un boleto Chile-Caracas que tenía un valor de 400 dólares, actualmente cuesta el doble, si se consigue.
Nikols Latuff gastó todos sus ahorros en un tiquet de 900 dólares. La maracayera, quien vive desde hace seis meses en Chile, también asegura que quiere regresar. “Vine a votar porque Venezuela es la raíz de nuestra tierra. Es el país que nos dio la luz y abandonarlo sería un error”, asegura.
La primera parada que hizo al llegar fue en la famosa arepera Maitana, un sitio obligado para los que viajan vía Maracay desde la capital. El 24 de noviembre pidió su primera reina pepiada en mucho tiempo, recuerda, y suelta una carcajada.
Se calcula que al menos 1,6 millones de connacionales viven en el extranjero según el estudio sobre la diáspora venezolana que desarrolló el sociólogo Tomás Páez. Francisco Figueroa también forma parte de esta cifra. Su viaje fue posible de Miami a Caracas porque utilizó un boleto de premio por millas de vuelo.
“Los boletos están por encima de los 1.000 dólares desde Miami y ésta es una suma que no es fácil de pagar. Un conocido hablaba conmigo sobre esto y me decía que se sentía mal por no ir a votar, pero no tiene la posibilidad económica para hacerlo. Yo estoy utilizando mis millas para ir a Caracas y tuve que cambiar 100 mil millas cuando este viaje vale 35 mil”, asegura.
En las elecciones presidenciales de 2013 también participó. “Siempre intento decirle a la gente que está afuera que no desperdicie su derecho, es el compromiso que tienes con tu país”, sostiene.
Algunos sacrificaron más que el bolsillo. Rebecca Eisenmann tendrá que dejar a sus dos pequeñas hijas con su esposo en Panamá para viajar a votar el 6D.
En un post que compartió con sus seguidores a través de su cuenta en Instagram, la bloguera enumera las razones por las que tomó la decisión, luego de saber que los pasaportes de sus hijas no estarían listos antes de la elección.
“He lidiado con la decisión de dejar a mis dos hijas en casa para ir a uno de los países más peligrosos del mundo (…) pero voy a votar porque los venezolanos no abandonaremos jamás nuestra tierra”, dice.
“Llevo tu luz y tu aroma en mi piel”, es el mensaje final que muestra estampado en su camisa.
Fuente: Efecto cocuyo